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12 incurriendo así en condenación por haber quebrantado su primera fe. 13 Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entrometidas, hablando lo que no debieran. 14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia,

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